jueves, 26 de noviembre de 2009

I Reunión de Biología Evolutiva del Conosur: reflexiones de un colaborador




Lejos de ser un erudito del marxismo, una frase del pensador alemán Karl Marx se hace presente constantemente en mi cabeza: “el hombre encuentra su lugar en el trabajo, y fuera de éste se siente alienado.” Esta oración resume uno de los conceptos inculcados hace varios años mientras cursaba Sociedad y Estado, asignatura del Ciclo Básico Común.

Decidí comenzar con este recuerdo porque mucho tiene que ver con lo que experimenté durante la I Reunión de Biología Evolutiva del Conosur, que a lo largo de los primeros tres días de esta semana se llevó a cabo de forma integra en el Pabellón 2 de Ciudad Universitaria. Conceptos y personalidades varias desfilaron por el Aula Magna, que sin lugar a dudas aportó todo su misticismo para hacer aún más grande lo que allí adentro estaba ocurriendo, pero lo que yo rescato de todo el proceso es la experiencia humana.

Mis compañeros y yo, los denominados colaboradores, nos ofrecimos voluntariamente a ayudar en lo todo que fuera necesario, siempre que estuviera a la altura de nuestras aptitudes. Claro estaba que no habría paga y creo hablar por cualquiera de nosotros al decir que tampoco la esperábamos. Nuestro premio consistía en un certificado de asistencia al congreso, el primero para quien les cuenta, y la posibilidad de acceder gratuitamente al catering contratado por los organizadores.

Sin embargo, la mayor de las remuneraciones llegó una vez que la Reunión dio comienzo. El sentirme parte de algo tan importante me llenó de orgullo, y aunque las tareas a realizar parecieran de lo más triviales éstas eran tomadas como algo fundamental, que debían efectuarse de la mejor forma posible. Desde el primer minuto del congreso dejé de sentirme un colaborador para pasar a sentirme uno más de ese gran grupo que estaba por detrás de este importante acontecimiento. Pero el cambio de mentalidad no fue propio sino inducido por aquellos que sin importar el rango que ocuparan lograron hacernos sentir iguales a ellos, tan importantes como cualquiera de las otras patas que sostenían la mesa.

No voy a citar nombres ni frases específicas, pero debo decir que la actitud de los organizadores, y la aún más sorprendente de algunos conferencistas, de integrarnos a la experiencia como parte vital de la misma es el pago más grande que podríamos haber recibido. De ninguna manera cambiaría dinero por la calidez humana y el compañerismo vivido durante los últimos días. En la I Reunión de Biología Evolutiva no hubo rangos ni jerarquías, hubo un grupo humano que llevó adelante este exitoso encuentro enmarcado en el contexto del denominado año Darwin.

Retrotrayéndome al comienzo de este texto, no hay situación donde el hombre se sienta más a gusto consigo mismo que cuando participa activamente en algo. Lo que realicé durante los días lunes, martes y miércoles podría no ser considerado como trabajo pero el razonamiento seguiría siendo válido. Con el congreso ya finalizado, estoy complacido por el objetivo cumplido y disfruto del descanso mientras paradójicamente me siento alienado, añorando la rápida aparición de un nuevo proyecto del que formar parte para volver a sentir la adrenalina que aún corre por mi sangre, pero que a medida que las horas pasan se vuelve cada vez más imperceptible.

2 comentarios:

mchan dijo...

“el hombre encuentra su lugar en el trabajo, y fuera de éste se siente alienado.”
qué frase ....

Cristina dijo...

Me encanta el blog y el estilo de redacción.
Comparto plenamente todo lo que decis sobre esta reunión. Para mi también fue una experiencia maravillosa, y lo que la hizo así, no fue otra cosa que el calor humano que los organizadores nos brindaron, y la amistad que brindaron los colaboradores.
Saludos a todos, y espero encontarlos nuevamente en una aventura similar.
Cuenten conmigo para lo que necesiten

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